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Rechazo categórico a la ley de regadíos que propone el Gobierno andaluz

Greenpeace rechaza categóricamente la nueva ley de regadíos que previsiblemente adoptará mañana la Junta de Andalucía al considerar que indulta décadas de robo sistemático de agua en el Parque Nacional de Doñana y alienta nuevos saqueos. En un contexto de sequía galopante, esta norma es especialmente grave porque amenaza la supervivencia de Doñana, uno de los espacios naturales más emblemáticos de Europa, y castiga a los regantes que sí han estado cumpliendo la ley. Para la organización ecologista, se trata de un insulto a la evidencia científica, que abre las puertas a sanciones millonarias desde Bruselas e ignora la necesidad de repensar el modelo agroalimentario para ajustar la demanda a la disponibilidad real de agua y a los caudales ecológicos.

La directora de Greenpeace España, Eva Saldaña, ha afirmado que “esta nueva ley de regadíos de la Junta de Andalucía es un atropello legislativo que pone en peligro la supervivencia de uno de los espacios naturales más valiosos del mundo. Exigimos al Gobierno andaluz que frene este despropósito, que solo es concebible como un reclamo electoralista y cortoplacista. Este rumbo macabro para Doñana evidencia que nuestro modelo agroalimentario y turístico está herido de muerte”.

Según la organización ecologista, la proposición de ley para la mejora de la ordenación de las zonas agrícolas del condado de Huelva en los términos municipales de Almonte, Bonares, Lucena del Puerto, Moguer y Rociana del Condado (Huelva)* no es más que la confirmación de que la Junta de Andalucía y la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir ahora y antes han sido incapaces de cumplir y hacer cumplir las leyes que blindan el Parque Nacional de Doñana.

“Es un paso más hacia el desastre final: legalizar el robo del agua no va a hacer que los pozos se llenen por arte de magia, solo va a alentar la idea de que robar agua, un bien tan escaso, sale gratis, lo que no provoca más que un perverso efecto llamada. El presidente de la Junta, Juanma Moreno, no lo quiere decir en voz alta, como la mayoría de políticos, pero es muy sencillo: no hay agua para tanto regadío”, ha señalado Luis Berraquero, responsable de Greenpeace en Andalucía.

Greenpeace recuerda el impacto devastador de los pozos ilegales en el acuífero 27 de Doñana, que están causando una disminución drástica de la calidad del humedal por el hundimiento del nivel freático, hasta el punto de que ya se han secado numerosas lagunas y el 60% de las estudiadas por la estación Biológica de Doñana no se han inundado desde 2013. La sobreexplotación del agua subterránea para el regadío intensivo está agotando y contaminando los recursos hídricos y poniendo en peligro el ecosistema único de Doñana, que es vital para la vida silvestre entre Europa y África.

Greenpeace destaca que esta norma supone además un riesgo serio de nuevas sanciones desde la Unión Europea. El Reino de España ya fue condenado por sentencia de 24 de junio de 2021 del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (C-599/19 Doñana) por incumplir las obligaciones derivadas de la Directiva Marco del Agua (2000/60/CE), y de la Directiva Hábitat (92/43/CEE ). “Es un negocio redondo para los ladrones del agua y sus cómplices en el Gobierno andaluz: ellos violan la ley, aniquilan el bien común, se lucran saqueando el agua de todos y, al final, la multa histórica se la pagaremos a escote”, ha reiterado Berraquero.

Fin de la explotación de recursos naturales y humanos

A corto plazo, Greenpeace reclama con urgencia la reducción drástica e inmediata de la cantidad total de agua que se extrae del acuífero de Doñana, la protección y compensación de las personas regantes que sí han estado cumpliendo la ley, el abandono de ensoñaciones hidráulicas faraónicas (porque el hormigón no hace que llueva) y la puesta en marcha de un diseño de transición hídrica justa que se adapte a la ganadería, cultivos y uso general del agua de España en una nueva realidad ya evidente: la acentuación de sequías y escasez hídrica en un contexto de cambio climático galopante, especialmente severo en el sur de España.

Greenpeace también señala que, a medio plazo, la transición hídrica justa y la transición agroecológica son alternativas seguras, viables y rentables para la agricultura en particular y para el sistema alimentario y la biodiversidad en general. “Necesitamos modelos que no nos lleven hacia la autodestrucción: debemos repensar nuestros modelos de producción; es posible hacerlo sin laminar los recursos naturales que nos mantienen con vida y sin explotar a las personas, como ha estado ocurriendo con miles de jornaleras abusadas y explotadas en régimen de semiesclavitud por este mismo modelo que depreda la vida en todas sus formas”, ha recalcado Berraquero.

Doñana es un tesoro natural de valor incalculable, con una riqueza biológica excepcional y especies emblemáticas como el lince ibérico y el águila imperial. Los humedales desempeñan un papel fundamental en la protección contra el cambio climático, ya que actúan como sumideros de carbono y reguladores del clima. La destrucción de los humedales de Doñana sería una pérdida irreparable para el patrimonio natural y para la lucha contra el cambio climático y la pérdida de biodiversidad.

La mayoría de los españoles considera la sequía como el mayor problema ambiental en España

El pasado año acabó con un 16% menos de agua recogida con respecto a 2021, bajando de los 641 a los 536 litros por metro cuadrado, haciendo de 2022 el sexto año más seco desde 1961. Este hecho se ha convertido en una de las grandes preocupaciones entre los españoles: el 61,6% de los españoles y españolas considera la sequía como le principal problema ambiental que afecta al país, según el estudio sobre “Problemáticas Medioambientales” realizado por More Than Research para Naturaliza*.

Ante esta situación, con una reducción de precipitaciones en los últimos años, hay una serie de acciones que ayudan a revertir esta situación. Así lo declaran los encuestados quienes, entre los principales hábitos para ahorrar agua que ponen en marcha, el 87,5% asegura controlar el consumo de agua en las tareas domésticos y, el 85,7%, realizar duchas con una duración inferior a los 10 minutos.

Estos gestos de consumo responsable son más frecuentes entre la población mayor de 55 años y, por el contrario, los más jóvenes -entre 18 y 34 años- parecen ser los que menos a menudo los ponen en práctica. Por ejemplo, mientras que el 93% de los entrevistados del primer grupo realiza esas duchas breves, la cifra baja al 76,7% en el caso de los jóvenes.

“Es evidente que tenemos un problema, a nivel mundial, de escasez de recursos naturales. Por eso es tan importante poner en el día a día prácticas de consumo responsable que, por pequeñas que nos parezcan, son una suma de gestos más que necesarios. Para ello es primordial la educación ambiental, que reflexionemos sobre la repercusión de nuestros hábitos en el medioambiente. Debemos comprometernos y, sobre todo, pasar a la acción”, asegura Nieves Rey, directora de Comunicación y Marketing de Ecoembes.

Estas declaraciones ponen en relieve que cada vez es mayor la concienciación con respecto a ciertas problemáticas ambientales, pero aún tenemos margen de mejora.  Así, desde Naturaliza, el proyecto de educación ambiental de Ecoembes, se anima y acompaña a los docentes para que lleven a sus aulas la educación en valores ambientales de forma transversal, aprendiendo conceptos como la huella hídrica, el consumo consciente y las consecuencias que problemas como la sequía tienen la vida en la Tierra.

Alerta agua: un recurso cada vez más escaso y disputado

  • Los datos presentados ayer por el IPCC, el máximo panel de expertos sobre cambio climático, concluyen que aumentar 1,5 °C la temperatura del planeta, traerá más sequías y aumentará la demanda de agua de la vegetación y los cultivos entre un 25% y un 200%
  • En España, que ha entrado oficialmente en escenario de sequía meteorológica de larga duración, tendremos cada vez menos agua. De no cambiar la tendencia actual, el regadío intensivo e industrial amenazará el abastecimiento y los ecosistemas

Con motivo del Día Mundial del Agua, Naciones Unidas organiza, del 22 al 24 de marzo, la 2º conferencia mundial del Agua en Nueva York para combatir los desafíos globales del agua a escala planetaria. Un encuentro al que esperamos que asista la Ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, quien debe poner el agua como prioridad en la agenda, ya que de ello depende el futuro de España. Según la ONU, el incremento de los fenómenos climáticos extremos, como consecuencia del cambio climático junto al creciente e insostenible consumo, aumenta la gravedad y la frecuencia de los desastres naturales relacionados con el agua.

Unos 2.300 millones de personas (casi el 30 % de la población mundial) viven en países con estrés hídrico y 3.600 millones de personas no tienen acceso a agua suficiente. Casi tres cuartas partes de todos los desastres naturales recientes están relacionados con el agua y han causado daños económicos de casi 700.000 millones de dólares en los últimos 20 años. Las sequías podrían ser la próxima gran pandemia que sufra el planeta.

Las actividades humanas insostenibles (regadíos intensivos e industriales, las macrogranjas, los pozos ilegales…) y la mala gestión general de los recursos hídricos afectan directamente a la disponibilidad, la calidad y la cantidad del agua.

La situación en España

España no es ajena a los problemas del agua. Casi la mitad de los acuíferos, están en mal estado, algo preocupante teniendo en cuenta que son las reservas para el futuro, en el país de Europa más amenazado por la desertificación.

“Los fondos de inversión y la especulación han puesto sus ojos sobre el campo español y están dirigiendo la agricultura hacia una actividad intensiva e industrial. Ésta consume más del 80% del agua y los planes estatales y autonómicos son de seguir creciendo las superficies regadas. Es una espiral insostenible que se llevará por delante a la agricultura tradicional y familiar, los ecosistemas y pondrá en serio peligro el abastecimiento de ciudades y pueblos”, ha declarado Julio Barea responsable de aguas de Greenpeace.

A día de hoy, la media de agua en los embalses es del 51%, 13 puntos menos que la media de los últimos 10 años. Tras tres años con niveles de precipitaciones por debajo de la media, nuestro país ha entrado oficialmente en un escenario de sequía meteorológica de larga duración. Las lluvias invernales, algo más abundantes, no han servido para acabar con la sequía meteorológica que sufrimos. Por el momento, el mes de marzo está siendo seco y cálido, acumulando un 36 % menos de lluvia de lo normal y las previsiones, para los próximos meses, son de falta de precipitación:

CATALUNYA:
Los años 2021 y 2022 han sido los más secos de la historia, desde 1914 -inicio de registros en Barcelona-. Ello ha obligado al Govern a declarar la fase de “excepcionalidad” por sequía en toda la región. Esta medida supone reducciones en el uso del agua y afecta a 224 municipios de 15 comarcas, afectando a más de 6 millones de habitantes.

ANDALUCÍA:
En Andalucía, donde se está viviendo situación de alerta, con restricciones por sequía debido a la falta de precipitaciones, la inmensa demanda de agua, especialmente para el regadío intensivo e industrial, está poniendo en jaque al campo andaluz. Aun así, La Junta de Andalucía ha presentado una nueva proposición de legalización de regadíos ilegales en Doñana, en contra de las explotaciones agrarias que sí se acogen a la normativa, enviando un peligroso mensaje hacia aquellas explotaciones que, más allá de Doñana, extraen agua de forma ilegal. “Ni siquiera un espacio natural con todo tipo de protección como Doñana se ha librado de la presión de la agricultura intensiva pero hay otros muchos”, manifiesta Luis Berraquero, coordinador de Greenpeace en Andalucía. Precisamente, Greenpeace, en el marco del Día del Agua, se ha desplazado hasta Doñana para comprobar la situación y denunciar la problemática (Imagen de cabecera)

Ayer se publicó el último informe del IPCC

El informe presentado ayer por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) indica que las consecuencias negativas del cambio climático se están experimentando antes y tienen consecuencias de mayor magnitud que las anticipadas en informes anteriores. Los estudios científicos coinciden en prever un aumento de los peligros relacionados con el agua, un aumento de las amenazas a su disponibilidad y calidad debido al incremento del calentamiento global. Esto repercute en los sectores agrícola y energético, en la integridad de los ecosistemas y las cuencas fluviales que se nutren del deshielo, los glaciares, la disponibilidad de aguas subterráneas y el almacenamiento de agua superficial. El incremento de las temperaturas aumentará la demanda de agua de la vegetación y los cultivos entre un 25% y un 200%. Además, las precipitaciones se darán con menos periodos de lluvias, pero más intensos, aumentando así las grandes inundaciones. La duración de las sequías aumentará drásticamente si se supera el límite de 1,5ºC.

En lo relativo a los datos del IPCC para el agua en España, las previsiones alertan de un aumento de las temperaturas asociado a una (desigual) disminución de las precipitaciones y un aumento de la evapotranspiración. Todo ello llevará, inexorablemente, a una menor disponibilidad de agua. Muchas zonas se volverán más secas y, sin embargo, también se prevé que los períodos de lluvia (o nieve/granizo) se vuelvan más intensos, con volumen de hasta un 10% más en el día más lluvioso del año, lo que podría aumentar el riesgo de inundaciones.

Las proyecciones para el sur de Europa indican que, a medida que el nivel de calentamiento global alcance los 2°C, más de un tercio de la población experimentará escasez de agua, con el riesgo de sufrir sequías agrícolas y ecológicas más frecuentes y/o más graves. La escasez de agua y los eventos extremos, como la sequía, tienen un impacto negativo en los ecosistemas porque los hábitats pueden disminuir, así como la tasa de crecimiento de los árboles, aumenta el riesgo de erosión del suelo y el de incendios forestales. Además, se proyecta una pérdida generalizada de humedad del suelo para España bajo el calentamiento global continuo.

“Los datos del IPCC no pueden ser más contundentes. Existen aún opciones para asegurar un futuro habitable y sostenible, pero son cada vez menores. Se necesitan cambios rápidos y ambiciosos en todos los sectores y escalas. Hay que reducir a la mitad las emisiones globales para 2030. Lo que se ponga en marcha de aquí a ese año se notará ahora y durante miles de años. España debe administrar mejor el agua que tiene, porque será tarde hacerlo cuando ya no haya agua. Las soluciones no pasan por realizar más infraestructuras como embalses, trasvases o desaladoras. Ni tampoco por reducir los, ya exiguos, caudales ecológicos, que han hecho que nuestros ríos sean auténticas cloacas” ha declarado Julio Barea, responsable de la campaña de agua de Greenpeace. “Las soluciones pasan por trabajar en disminuir el insaciable consumo de agua, centrado en una agricultura y ganadería industriales e intensivas, y cerrar el más de un millón de pozos ilegales que tenemos”, ha añadido.

Julio Barea | Greenpeace España

WWF pide la celebración del Consejo de Participación de Doñana

Ante la presentación, el pasado 3 de marzo, por parte del Partido Popular y Vox de la Proposición de Ley en el Parlamento de Andalucía por el procedimiento de urgencia para amnistiar a los regantes ilegales que llevan años esquilmando el acuífero, WWF ha solicitado al Presidente del Consejo de Participación, Miguel Delibes, la convocatoria urgente del Pleno del Consejo de Participación para que sea informado de los pormenores de dicha propuesta.

WWF solicita en su petición que se facilite copia de la Proposición de Ley, de los informes técnicos que la acompañen, la cartografía y toda la documentación justificativa que se haya presentado junto con la propuesta. Asimismo, pide se aporten diversos informes que deben acompañar este tipo de modificaciones de planes especiales como el de incidencia territorial o la Evaluación de Impacto Ambiental.

Para Juan Carlos del Olmo, Secretario General de WWF: “Es necesario que el Consejo de Participación de Doñana se reúna cuanto antes y sea informado de todos los detalles de una proposición de ley que es perjudicial para Doñana, el acuífero y los regantes legales de la comarca”. Y concluye: “Estos dos partidos han presentado la propuesta sin importarles la gravísima brecha social e institucional que ha abierto y a la que ya se opusieron frontalmente durante 2022 organizaciones ecologistas, sociales, sindicales, organismos internacionales y supermercados. También consumidores, investigadores e, incluso, una parte importante de los propios agricultores de Doñana, muchos de ellos con representación en el Consejo de Participación”.

Por otra parte, se insta a que el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico o la Confederación Hidrográfica entregue copia del informe preceptivo que debe acompañar a la modificación, ya que afecta directamente a la gestión de los recursos hídricos, competencia del Estado. Si este informe no se ha emitido, se pide que uno de estos dos organismos informe al Pleno de si la modificación se adecúa a las indicaciones contenidas en el Plan Hidrológico de la Demarcación Hidrográfica del Guadalquivir, en especial, el posible aumento del suelo agrícola regable, sea con aguas superficiales o subterráneas.

Por último, se reclama que se presente el listado y cartografía de las fincas que se beneficiarían de la modificación y que deben ser conocidas por Vox y PP que se refieren a ellas como “650 explotaciones” en la exposición de motivos.

WWF lamenta que Juan Manuel Moreno Bonilla, presidente de la Junta de Andalucía, haya decidido desoír todas las voces en contra y, sin datos ni justificación técnica, haya presentado a trámite esta peligrosa iniciativa legal.

La organización denuncia que esta proposición de ley está motivada únicamente por intereses electoralistas en el Condado de Huelva y se construye sobre falsas premisas, tales como supuestos derechos históricos inexistentes que los agricultores ilegales nunca han podido demostrar y han sido denegados por los tribunales españoles. Así como una supuesta “retroactividad injusta” que también ha sido descartada por los jueces, que no han anulado ni uno solo de los artículos del POTAD o del  Plan Especial de Ordenación de las Zonas de Regadío Ubicadas al Norte de la Corona Forestal de Doñana (PEOCFD).

Por último, WWF señala que el procedimiento escogido a través de la confección de una ley singular no respeta el procedimiento previsto en la Ley 7/2021, de 1 de diciembre, de impulso para la sostenibilidad del territorio de Andalucía (LISTA), que establece que la Junta es la competente en esta materia y tiene entre otros objetivos evitar la participación pública.

Campaña de recogida de firmas para Salvar Doñana

Acaba un 2022 negativo para España: incendios, sequía, olas de calor e inundaciones

Greenpeace hace balance de los impactos agravados por el calentamiento global y por la pérdida de biodiversidad, que representan una amenaza clara a la que nos enfrentamos en España y en todo el planeta. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) confirmó el pasado abril que la mortalidad por inundaciones, sequías y tormentas durante la última década fue 15 veces mayor en los países muy vulnerables que en los de muy baja vulnerabilidad. Aun así, no hace falta ir a latitudes más lejanas para confirmar el aumento de vulnerabilidad de la población, ya que la región mediterránea es donde se está apreciando con mayor rapidez el impacto del calentamiento global.

Cuando hablamos de olas de calor, de sequías o inundaciones, muchas personas hablan de la naturaleza, de que no depende de nosotros. Sin embargo, las actividades y decisiones humanas son el origen de eventos extremos, con lo que está en nuestra mano la protección de la biodiversidad y del clima, para prevenir los grandes desastres que estamos viviendo y que se prevé que aumenten en el futuro”, dijo Maria José Caballero, responsable de campañas de Greenpeace.

Temperaturas anómalas y olas de calor: temperaturas letales

La ciencia deja claro lo que este año 2022 ha confirmado: que el calentamiento global provoca olas de calor más frecuentes y más peligrosas. Se estima que más de tres mil millones de personas vivirán en lugares con temperaturas “casi inhabitables” para 2070.

La definición de la AEMET de “ola de calor”, basada en la ciencia y en los datos, así como los registros y estudios que realiza, deja claro que cada vez se producen más olas de calor, más duraderas y más intensas. Las olas de calor en España en este 2022 han sido las más largas (un total de 41 días), las que han afectado a más provincias a la vez (44 de las 50 provincias), y las más intensas (anomalía de +4,5 ºC) de toda la serie histórica desde 1975, con récords de temperaturas máximas en muchas provincias (1).

Estas olas de calor provocan impactos en nuestra salud (problemas mentales, del sistema nervioso y mortalidad), en la agricultura (pérdidas de cultivos), en la ganadería (muerte y estrés físico animal), en nuestros bosques (en riesgo de incendio extremo que ya estamos viendo), en nuestros ecosistemas (deterioro y pérdida) y en las reservas de agua (merma o desaparición), entre otros. Este 2022, más de 4700 personas fallecieron en España, con un incremento muy superior a la mortalidad notificada, observada, esperada y atribuible a la temperatura (2).

Agua, un recurso del que depende la vida: escaso, contaminado y mal gestionado

A pesar del espejismo de las últimas lluvias, las reservas actuales de agua embalsada apenas superan el 35,7 % (esta semana). El año hidrológico 2021-2022 ha sido uno de los tres más secos de la serie histórica. Se cierra marcado por olas de calor intensas y con precipitaciones que han sido un 25 % inferiores a la media. Las reservas de agua embalsada son las más bajas en los últimos 27 años.

Actualmente, las Comunidades de Andalucía y la parte de Catalunya (3) donde se concentra el 80 % de su población están en situación de alerta por sequía, con restricciones de uso de agua.

Sin embargo, la falta de agua se debe a otros factores. Además de la sequía agravada por el cambio climático, las políticas de un recurso tan vital como este hace que más del 80 % del agua se destine al regadío intensivo e industrial en detrimento de la agricultura más tradicional y familiar y pone en riesgo el consumo humano. Poca agua, mal gestionada y contaminada como viene denunciando Greenpeace hace años.

Según los datos de la AEMET, el presente otoño pasará a ser uno de los dos más cálidos de la serie histórica. La temperatura media ha sido superior a 16 ºC, algo que solo se había registrado en 1983.

En cuanto a las precipitaciones, a nivel peninsular estamos ante un otoño seco, con un 25 % menos de lluvia de lo normal a finales del pasado mes de noviembre. Sin embargo, durante los 12 primeros días de diciembre llovió más del doble de lo normal en buena parte de la península, según la AEMET, e incluso más del triple en zonas de Extremadura y Castilla-La Mancha.

Grandes incendios forestales: la amenaza en forma de llamas

No es casual que un mal año de sequía sea un mal año de incendios. Sin olvidar que el 95 % de los incendios tienen origen humano, un territorio más caliente, más seco y por tanto más inflamable es el escenario perfecto para que ocurra un incendio de alta intensidad.

2022 ha sido el peor de los últimos 28 años. Aun con casi el mismo número de incendios este año (10.000) en comparación con la media del decenio y con una extinción exitosa (69 % de los incendios quedan en una hectárea), en 2022 se han quemado 268.000 hectáreas, el triple de lo que se quema de media en los últimos años, con 56 grandes incendios forestales, responsables de más del 80 % de la superficie quemada. Incendios ingobernables que escapan a la capacidad de los operativos. Un ejemplo de estos incendios históricos es el de Losacio (Zamora), con 30.000 personas desalojadas (4), cuatro personas fallecidas, 90 personas heridas, miles de hectáreas de alto valor ambiental afectadas, pérdidas de infraestructuras y de medios de vida de la población rural. Tras las llamas, las consecuencias negativas de los incendios continúan por largo tiempo, como la contaminación por arrastre de cenizas que afecta a los ríos y recursos pesqueros como el marisco, y restricción de consumo de agua potable por contaminación de cenizas.

Los estudios siguen confirmando que esta temporada extrema de incendios forestales que se ha producido en 2022 en los países del suroeste de Europa podría ser la «nueva normalidad» en los próximos años como consecuencia de los efectos del cambio climático (5).

Danas, inundaciones: llega el agua de manera torrencial

En España, hay 5 millones de personas que viven en zonas inundables (10 % de la población).

La ciencia prevé que el cambio climático provoque una mayor frecuencia de lluvias torrenciales, así como una subida del nivel del mar y, por ello, aumenta el riesgo de inundaciones. Lejos de hablar de la crudeza de la naturaleza, hay que recordar las actividades humanas que generan el riesgo de inundación: la mala ocupación del suelo, es decir, asentamientos en zonas inundables y la alteración de las dinámicas costeras (destrucción de ecosistemas, alteración de la recarga natural de playas, sobreexplotación de acuíferos, etc).

Los meses de sequía que se alternan con temporadas de grandes aguaceros comienzan a ser una normalidad en el calendario de eventos, tanto que las compañías aseguradoras están comenzando a incluir cláusulas para no cubrir desperfectos por inundaciones. La gota fría del 1 de septiembre de 2021, de tan solo un día, tuvo indemnizaciones por valor de 78 millones de euros. La del  13 septiembre (13 días), 99 millones de euros. Sin olvidar las 300 personas en España fallecidas en inundaciones en los últimos 30 años (6).

El mejor plan de rescate: protección del clima y la biodiversidad

El cambio climático explica el agravamiento, no el origen de eventos extremos, como queda recogido en la propia Estrategia Nacional de Protección Civil, que describe los riesgos clave en España. El pasado 24 de octubre se aprobó el Plan Nacional de Reducción de Riesgo de desastres Horizonte 2035 que tiene como eje fundamental la mejora de la prevención y respuesta a las crecientes amenazas de todo tipo vinculadas al fenómeno del cambio climático con el Proyecto «Municipio seguro» para abordar la autoprotección.

La única forma de frenar el calentamiento global es dejar de emitir gases de efecto invernadero, que provienen principalmente de la quema de combustibles fósiles. Por ello, la medida más efectiva para reducir los impactos del cambio climático es que España aumente su objetivo de reducción de emisiones de efecto invernadero desde el actual objetivo del 23 % hasta por lo menos hasta un 55 % en 2030 (con respecto a 1990). Sin embargo, el pasado 20 de noviembre finalizaba la COP27 de cambio climático, en la que se ignoraron las peticiones para incluir el abandono progresivo de todos los combustibles fósiles responsables de las emisiones. La forma de reducir nuestras emisiones está clara y además proporcionará más ventajas al conjunto de la población que seguir con el sistema tal y como está ahora. Frenar la crisis de pérdida de biodiversidad es igual de urgente que frenar la crisis climática y, además, las medidas de protección de la biodiversidad son esenciales para frenar ambas crisis. Por ejemplo, proteger ecosistemas naturales como los océanos, pastos, bosques, corales o turberas, así como su uso de forma tradicional y sostenible, es imprescindible para mantener su papel clave en el ciclo del carbono y así reducir el calentamiento global.

“Tenemos el plan de rescate para la humanidad con soluciones climáticas y de protección a la biodiversidad. Necesitamos voluntad política para priorizar un planeta seguro por encima de intereses particulares. No tiene sentido hablar de municipio seguro cuando se incumplen planes preventivos, cuando no se reducen las emisiones, se edifica en zonas inundables o se extrae agua para regadío intensivo mientras se restringe el uso de agua para la población. Esto sale caro y peligroso”, dijo Maria José Caballero, responsable de campañas de Greenpeace.

Para reducir la vulnerabilidad de la población será necesario abordar el grado de exposición (la probabilidad de que la población sufra ese evento), su capacidad de intervención y la susceptibilidad.

Al igual que la reducción de emisiones, la adaptación al cambio climático implica a toda la sociedad, desde el ámbito individual hasta las instituciones privadas y públicas, teniendo claro que las administraciones más grandes tienen la mayor responsabilidad. De igual forma, las medidas abarcan a todos los ámbitos de la sociedad y a todos los sectores económicos, tal y como deja claro el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático. Las administraciones públicas deben fomentar la participación de toda la sociedad en la evaluación, planificación y ejecución de estas medidas, tanto la población afectada como instituciones que pueden contribuir por sus capacidades técnicas o financieras.

Estas son las demandas que propone Greenpeace para prevenir eventos extremos y así reducir su impacto:

Olas de calor

Nuestras instituciones tienen numerosas herramientas para intentar adaptarnos a las olas de calor que el calentamiento global está haciendo más intensas y frecuentes. Frente a ellas, hay que recordar que el calor extremo mata y afecta más a las personas más vulnerables, por lo que la prioridad debe ser proteger a estas personas en primer lugar, especialmente los ancianos, las familias de bajos ingresos y las personas sin hogar.

  • Aprobar normativa que obligue a empresas y administraciones públicas a evaluar y prevenir riesgos laborales asociados al cambio climático y especialmente a las olas de calor y a las temperaturas anormalmente altas.
  • Evaluación del cambio climático y especialmente de las olas de calor en especies amenazadas y en espacios protegidos. Elaboración y ejecución de planes de adaptación frente a ello.
  • Que la planificación territorial y sectorial tenga en cuenta el cambio climático y las olas de calor para fomentar la conectividad ecológica (que facilite la conexión de seres vivos a ecosistemas con mejores condiciones), así como una mejor red de ecosistemas naturales que sirvan para amortiguar los impactos de las olas de calor.
  •  Estudio, planificación y medidas de adaptación en la agricultura y la ganadería. Por ejemplo, el apoyo a especies autóctonas que aumentan la variedad de respuesta frente a las olas de calor, la diversificación de especies y variedades, una buena gestión del suelo que favorezca una buena retención de agua, mejora de las infraestructuras ganaderas y fomento del uso de setos y árboles como protección frente a las olas de calor.
  • La infraestructura verde (7) es fundamental para la adaptación a las olas de calor, ya que consigue reducir la temperatura ambiente, especialmente frente a la infraestructura gris, reduciendo el efecto de islas de calor urbanas. Será necesario aumentar las infraestructuras verdes, aumentando la restauración de ecosistemas y reducir las infraestructuras grises. Esta medida tendrá a su vez beneficios asociados como la reducción de emisiones de efecto invernadero, el aumento de la absorción de carbono y la mejora de la biodiversidad. Para ello puede ser de utilidad aplicar la Agenda Urbana Española.
  •  Mejora del aislamiento y del comportamiento térmico de los edificios de acuerdo a los escenarios futuros. Los nuevos edificios deben ser neutros en carbono. Es urgente aprobar un “plan nacional de choque” que promueva la mejora del aislamiento de los edificios. Además de las ayudas actuales, que están acelerando la adopción de este tipo de planes, se necesita un plan especial dirigido a edificios de familias vulnerables, en los que las administraciones deberán liderar y financiar las obras de aislamiento. Todos los edificios públicos deben acometer la rehabilitación energética de forma urgente. Esto mejorará tanto la adaptación de la población más vulnerable frente a las olas de calor como la reducción de emisiones de efecto invernadero, al disminuir la necesidad de energía para calefacción y refrigeración.
  • Cambiar los sistemas de transporte, implantar el urbanismo de proximidad y reducir el espacio dedicado al transporte privado motorizado.
  • Proteger el agua: mucho más que ausencia de lluvia.

Estas son las medidas que se deberían adoptar para promover un uso sostenible del agua:

  • Luchar contra el grave estado de sobreexplotación y contaminación que sufren nuestras aguas y prestar especial atención a las aguas subterráneas, al ser reservas estratégicas y aún muy desconocidas.
  • Reducir nuestra vulnerabilidad al riesgo de sequía, aminorando la cantidad total de agua consumida, fundamentalmente por el regadío intensivo e industrial, al ser este el mayor consumidor (80 % del total).
  • Incluir a la ciudadanía en la gestión del recurso del agua y de los riesgos hídricos, a través de procesos participativos reales y asambleas ciudadanas.
    Implantar regímenes de caudales ecológicos científicamente establecidos.
  • Orientar las políticas agrícolas y ganaderas hacia la sostenibilidad y la reducción del consumo de agua, a través de una transición hidrológica justa.
    Establecer una hoja de ruta para potenciar la agricultura ecológica y reducir la cabaña ganadera en intensivo en un 50 % para 2030.

Cumplir los planes preventivos en zonas de alto riesgo y gestionar el paisaje

  • La gestión del paisaje es una de las pocas ventajas estratégicas para prevenir grandes incendios catastróficos, es decir, no se puede cambiar la meteorología o la topografía, factores de los que depende el comportamiento del incendio, pero sí se pueden modificar las condiciones del combustible. En esta gestión, las quemas prescritas son una herramienta necesaria para la prevención de propagación de incendios forestales. Otra herramienta necesaria es el fomento de los paisajes en mosaico, potenciando la ganadería extensiva y la agricultura ecológica de pequeña escala.
  • Cumplimiento de la normativa. Se necesitan planes preventivos en zonas de alto riesgo (ZAR) como marca la Ley de Montes. Esto no se está cumpliendo. Hay que dotar con recursos a los municipios.
  • Cumplimiento de los planes de emergencia en zonas de alto riesgo. No se cumple la Directriz Básica de Protección Civil. Una vez más, hay que dotar con recursos a los municipios.
  • Comunicación a la ciudadanía de los planes y exigencia de planes de autoprotección. 
  • Invertir en la población para crear comunidades organizadas y adaptadas, de esta manera aumenta la percepción del riesgo y se previenen incendios forestales o se mitigan sus efectos.

DANAS e inundaciones. Planificación urbanística

  • Incluir el riesgo de inundación en la planificación urbanística.
  • Contemplar que los usos del suelo en zonas inundables sean compatibles con las inundaciones.
  • Establecer franjas amplias de protección en los márgenes de los torrentes
  • Aumentar los recursos para que la administración pueda controlar a priori nuevas construcciones en zonas inundables.
  • Trabajar con sistemas eficientes de alerta meteorológica.
  • Contar con más estudios de atribución en y para España, dado que es la única herramienta científica que nos informa de modo objetivo sobre la relación entre el cambio climático y un determinado evento meteorológico.

Maria José Caballero | Greenpeace

Mañana termina el tercer año hidrológico más seco desde que hay registros

A pesar del espejismo de las últimas lluvias, las reservas actuales de agua embalsada apenas superan el 30%

Mañana termina el año hidrológico 2021-2022 (1), y lo hace situándose como uno de los tres más secos de la serie histórica. Se cierra un año hidrológico marcado por olas de calor intensas y con precipitaciones que han sido un 25 % inferiores a la media. Las reservas de agua embalsada están al 32,5 %, las más bajas en los últimos 27 años.

Cabe recordar que el 75 % del territorio español está en grave riesgo de desertificación. Desde mediados del siglo XX, el clima árido, en detrimento del templado, no ha hecho más que avanzar en todo el país a un ritmo de unos 1.500 km² al año (el equivalente a la isla de Gran Canaria o a más de 204.000 campos de fútbol), según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET).

Para el responsable de la campaña de Agua de Greenpeace, Julio Barea: “Es hora de entender que España tiene un grave problema con el agua debido a su mala gestión. Las personas, los ecosistemas y la economía están expuestos a múltiples riesgos por ello. De seguir con las mismas políticas de despilfarro, agresión y contaminación del agua, el país puede encontrarse en los próximos años con serios apuros para abordar el abastecimiento y el reparto de este recurso imprescindible”.

De nuevo, ha habido una falta total de previsión para hacer frente a los periodos secos, como el actual. Y los venideros serán aún peores. Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), en las próximas décadas la región Mediterránea tendrá menos agua disponible por el descenso de las precipitaciones y el aumento de la temperatura, que producirá mayor evapotranspiración. Como muestra, el periodo entre mayo y agosto ha sido el más cálido y seco de toda la serie histórica y septiembre ha continuado batiendo récords de calor, a juzgar por los datos de la Agencia Estatal de Meteorología. Según el Instituto de Salud Carlos III, este año 3.833 personas han perdido la vida en nuestro país por causas atribuibles a las altas temperaturas registradas en los meses de julio y agosto.

Algunas de las voces más expertas reunidas en la Semana Mundial del Agua, celebrada en Estocolmo en agosto, denunciaban, con preocupación, que se han superado los límites del agua dulce a escala planetaria. Sin embargo, a pesar de este grave escenario, las administraciones españolas siguen considerando España como país rico en agua. En la biodiversidad y el medioambiente, los impactos de la falta de agua son casi irrecuperables. De empeorar la situación, como ya se prevé, la falta de agua afectará gravemente a sectores como la agricultura y la ganadería con serias pérdidas económicas, elevará los riesgos sanitarios y llegará a motivar conflictos sociales por el reparto del agua.

Greenpeace ha salido a la carretera para mostrar, con imágenes, algunos ejemplos de sequía. La organización ha hablado con personas afectadas por la falta de agua y hoy comparte sus testimonios. Son los primeros damnificados de una situación que, si no se actúa de forma urgente y decidida, empeorará sin margen de duda. Sin embargo, la política agraria ha apostado por una agricultura de regadío intensivo e industrial totalmente sobredimensionada y no adaptada al clima mediterráneo.

¿Qué se puede hacer contra la sequía?

Para proteger y garantizar el acceso equitativo a agua de calidad de todas las personas y ecosistemas, Greenpeace lleva años reclamando un cambio en la política hídrica en nuestro país que pase por:

  • Superar la política hidráulica tradicional, centrada en la ejecución de grandes obras, y abordar una verdadera transición hidrológica justa que responda al actual contexto de cambio climático.
  • Luchar contra el grave estado de sobreexplotación y contaminación que sufren nuestras aguas y prestar especial atención a las aguas subterráneas, al ser reservas estratégicas y aún muy desconocidas.
  • Reducir nuestra vulnerabilidad al riesgo de sequía, aminorando la cantidad total de agua consumida, fundamentalmente por el regadío intensivo e industrial, al ser éste el mayor consumidor (80% del total).
  • Incluir a la ciudadanía en la gestión del recurso del agua y de los riesgos hídricos, a través de procesos participativos reales y asambleas ciudadanas.
  • Implantar regímenes de caudales ecológicos científicamente establecidos.
  • Cerrar el más de un millón de pozos ilegales repartidos por toda la geografía española.
  • Orientar las políticas agrícolas y ganaderas hacia la sostenibilidad y la reducción del consumo de agua, a través de una transición hidrológica justa.
  • Establecer una hoja de ruta para potenciar la agricultura ecológica y reducir la cabaña ganadera en intensivo en un 50 % para 2030.
  • Adaptar las políticas forestales a las necesidades del país más árido de Europa.
  • Aumentar el presupuesto destinado a la gestión forestal —que debe centrarse en la planificación y protección de los recursos hídricos— para avanzar en la adaptación de los bosques mediterráneos al cambio climático y, por tanto, en la protección de suelo y agua (gestión ecohidrológica).                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                Si la situación de los embalses es grave, la próxima semana, Greenpeace presentará la investigación “SOS ACUÍFEROS”, con datos sobre el estado de las reservas de agua subterráneas, nuestra garantía de agua para el futuro. La situación, analizada por Datadista para la organización ecologista, es más alarmante de lo que se esperaba.

Julio Barea | Greenpeace España

Urgente: Hablemos de sequía, consumo y estrategia colectiva

Desde Fundación Global Nature (FGN), continuamos con el análisis de la preocupante situación de sequía que vivimos en la actualidad: en un primer lugar hablamos de su sustancial relación con el cambio climático y en segundo de acuíferos y humedales.

Hoy, con la mirada popular puesta en el racionamiento de agua y en el desabastecimiento, en las restricciones de riego en cuencas por todo el país, en los embalses por debajo de la capacidad que garantiza un suministro de agua para los ciudadanos y en los expedientes sancionadores contra empresas hidroeléctricas que han decidido vaciar los embalses durante semanas críticas, Fundación Global Nature propone preguntarse cuál es la estrategia colectiva para afrontar la sequía.

A partir de los modelos de cambio climático, sabemos que esta situación se va a repetir en los próximos años, con mayor frecuencia e intensidad. Hay que tener presente la disminución esperada en las precipitaciones, el aumento de las temperaturas (que aumentan la evaporación y, por tanto, las necesidades hídricas de la vegetación) y la ya avanzada desertificación que amenaza más del 50% de la superficie del país. Y ser conscientes de que, pese a este escenario, el consumo de agua nacional y el déficit hídrico aumentan.

La sequía es una realidad histórica de la península ibérica, aunque en los años recientes acosa al país con más intensidad, como ocurre durante este anómalo verano. En nuestro país, predominantemente árido, aproximadamente el 70% de las aguas se destinan a usos agrarios y es heredero de ancestrales regadíos históricos, ocupando el octavo puesto con mayor huella hídrica del mundo. De hecho, en la escasez de agua se manifiestan de manera clara e inquietante los desafíos que el cambio climático y el modelo productivo agrario planten a nuestro territorio.

Y en este contexto, desde Fundación Global Nature queremos insistir en que hemos dejado pasar una excelente oportunidad para hacer que nuestra agricultura se adapte al porvenir climático y de escasez de agua. En la propuesta de la PAC, cuya publicación se espera para después verano, no existe exigencias para que los productores que reciban estos fondos cumplan con planes de utilización racional del agua. Tampoco existe un freno explícito a los regadíos que aumentan año tras año y ,de hecho, los fondos de desarrollo rural dan pie a la expansión de nueva infraestructura de riego acompañados por inversiones estatales en regadíos en el Duero o el Ebro.

Tercer ciclo de Planificación Hidrológica
España es el país con mayor número de embalses de la Unión Europea y el quinto del mundo. Por ello, la capacidad de gestionar la escasez de agua hoy en día no es comparable a la situación de principios del siglo pasado. Tenemos herramientas para planificar el uso de agua: para ello se está desplegando en la actualidad el Tercer ciclo de Planificación Hidrológica, un paquete legislativo para el periodo 2023-27 que será transcendental.

Esta ley deberá dar respuesta tanto a la gestión del agua para consumo humano, agricultura, industria como al mantenimiento de los espacios naturales. El mismo gobierno admite que es necesario plantear “disminuciones de la utilización del agua del orden del 5% para 2030 y del 15% para 2050” para el consumo general.

Impacto en el sector agrario
Entre un 70 al 80% del consumo de agua en España es con fines agrarios, sin tener en cuenta las extracciones ilegales. Desde los años 50 del siglo pasado, se ha pasado de aproximadamente 1 millón de ha en regadío a 3,7 millones. Sin embargo, las precipitaciones han disminuido en tanto, 6% y el número de días de lluvia en un 7% a 2050 (Plataforma AdapteCCa, escenario RCP 8,5), lo que hará muchas de estas producciones inviables en la Península Ibérica. Por tanto, para mantener el patrón de consumo actual, nuestras opciones pasan por externalizar el impacto importando ingredientes desde terceros países con climatología más favorable. Lo cierto es que llueva o no llueva, la tendencia actual de consumo de agua no es viable.

El dato positivo de que el 77% de esta superficie pertenece a los llamados sistemas de riego eficiente (goteo o microaspersión, automotriz y similares), aunque no debemos olvidar el rol de algunos regadíos tradicionales en el mantenimiento de los humedales. Por otro lado, muestra que mejorar la eficiencia de riego nos ha hecho caer en la paradoja de Jevons: una mejor eficiencia del uso del agua no va a hacer desaparecer el exceso de consumo ni la proliferación de regadíos ajena a los recursos hídricos reales.

Por su parte, la campaña agrícola presenta pobres expectativas. Se espera, por ejemplo, que la campaña del olivo, adaptado y tolerante a la aridez peninsular, cierre con un 80% menos de producción que la media. Y aun así, en los últimos años han seguido proliferando de regadíos superintensivos de este cultivo, con un consumo típico de entre 2000 a 3000 L por hectárea.

El modelo superintensivo se ha multiplicado por las diferentes cuencas hidrográficas al compás del mercado, sin otro límite que el del agotamiento o salinización de las reservas de agua; notablemente en zonas áridas con mayor evapotranspiración y, por tanto, demanda final de agua, o en zonas ambientalmeolinte sensibles como Doñana.
Y aquí es donde desde FGN creemos necesario lanzar la pregunta de si es legítimo este modelo de producción que a costa de los recursos públicos ahonda el déficit hídrico.

Asumiendo que no queramos tener una dependencia excesiva de lo que otros países, las mejores estrategias pasan por aprovechar hasta la última gota y, en el caso de la agricultura y la ganadería, asegurar que podemos utilizarla del modo más eficiente posible sin exceder el límite de los recursos disponibles.

Consumo del ciudadano
Un 14% de toda el agua consumida en España se destina a consumo urbano y, por lo tanto, los hábitos de consumo del ciudadano son proporcionalmente importantes en la huella hídrica. De hecho, el consumo de agua doméstico se ha visto reducido por las mejoras en la eficiencia de electrodomésticos, de la red y por la adopción de hábitos más sostenibles. Más allá de cerrar el grifo, y otras acciones que hemos naturalizado a golpe de factura, nuestra alimentación tiene un peso importante. Por ejemplo, un desayuno potente con tostadas con aceite y tomate, mantequilla, mermelada y fruta puede “costar” cerca de 1400L de agua. Cualquier huella hídrica enmascara el agua superficial, y subterránea, incluyendo aquella empleada en la producción de los alimentos (y de alimentos importados y su llamada huella hídrica virtual). Un cambio de dieta podría ser fundamental en el ahorro de agua, de hecho, la dieta norteamericana supone un consumo de agua un 29% mayor frente al modelo español y si recuperamos la dieta verdaderamente mediterránea, aspiraríamos a reducir aproximadamente 720 L por persona y día. Por lo tanto, el modelo (intensivo) de producción de alimentos está en cuestión. Aquí conviene recordar lo importante de reducir el desperdicio de alimentos, que puede llegar a suponer ¼ de huella hídrica.

En cualquier caso, no es justo achacar al ciudadano la responsabilidad, mientras el modelo productivo no se ajuste al escenario ambiental real
Patricia Ruiz Rustarazo

Doñana sufre un episodio de mortandad de aves acuáticas que afecta a especies en peligro crítico de extinción

 En los últimos días se han recogido decenas de aves acuáticas muertas, y otras enfermas, debido a un episodio que aún está por esclarecer, pero que podría estar relacionado con brote de cianobacterias tóxicas.

SEO/BirdLife ha podido confirmar sobre el terreno las consecuencias de este episodio de mortandad de aves acuáticas en la Dehesa de Abajo, dentro del Espacio Natural de Doñana. Según sus primeras estimaciones, han sido unas decenas de aves acuáticas, principalmente ánades azulón y friso, y fochas comunes, las que han sido recogidas muertas o moribundas. La ONG ambiental subraya que la situación es extremadamente preocupante porque entre las diferentes anátidas que han aparecido muertas se han recogido también, desde el pasado martes al menos, 15 cercetas pardillas, muchas de ellas adultas, tres ejemplares de focha moruna, y dos porrones pardos, todas ellas catalogadas como “En peligro crítico de extinción” en España según el reciente Libro Rojo de las Aves de España. También se recogió, en este caso viva, una malvasía cabeciblanca, igualmente catalogada como “En peligro de extinción” en España, la cual estaba acompañada de varios pollos, alguno de los cuales no han sido capturados aún.

Calor y mala calidad del agua

Todo apunta a que el episodio actual se corresponde con un brote de cianobacterias, aunque aún se están investigando las muestras y las aves recogidas. SEO/BirdLife, que ha informado a las diferentes Administraciones públicas con competencias, solicita que se realicen las pertinentes necropsias para identificar la causa de la muerte de los ejemplares, de manera que se puedan tomar las medidas más pertinentes para evitar nuevas mortandades. Además, la ONG pide que se agilice la extracción de todos los ejemplares muertos y afectados, y que se vacíe con celeridad la laguna, asumiendo que se trata de una medida excepcional para limitar el potencial impacto del episodio. “Para evitar estos episodios es necesario establecer un adecuado mecanismo de gestión hídrica de la laguna, que permita gestionar el riesgo preventivamente, es decir, que reduzca la vulnerabilidad de las especies amenazas presentes en el humedal. Para ello, la única solución preventiva es la garantía de agua en cantidad y calidad suficiente que permita al humedal ser resiliente a estos fenómenos extremos”, explica Carlos Molina, biólogo de la Oficina Técnica de SEO/BirdLife en Doñana. Dada la importancia del espacio para la cerceta pardilla, es una zona de actuación dentro del LIFE en marcha para contribuir a su recuperación, y podrían canalizarse fondos adicionales precisamente por su reconocimiento oficial como especie “En Peligro Crítico”, lo que hace más urgente y a la vez posible realizar las actuaciones necesarias para la mejora estructural de la gestión del agua.

Estos episodios son fenómenos recurrentes en humedales mediterráneos, donde se asocian algunas variables que hacen que se activen estos brotes, entre ellos: altas temperaturas, escasa renovación de las aguas y altas cargas de nutrientes. Estas circunstancias activan procesos de eutrofización que terminan con un desarrollo excesivo de cianobacterias, en ocasiones tóxicas, que pueden afectar letalmente a las aves acuáticas.

Una gestión adaptada a las nuevas condiciones climáticas

Las altas temperaturas en la zona, que alcanzan los 42ºC en Puebla del Río (Sevilla), han podido ser el detonante del episodio. SEO/BirdLife apunta que, aunque el clima local se caracteriza por temperaturas medias anuales elevadas con veranos muy cálidos y fases de altas temperaturas, como la actual ola de calor, estos eventos se van a hacer más recurrentes y extremos. Por ello, el compromiso que deben asumir las diferentes Administraciones públicas es realizar una gestión preventiva, así como planificar la gestión del agua para asegurar en todo momento las condiciones adecuadas para la reproducción de las aves, especialmente de las especies amenazadas, que a día de hoy ya no encuentran dentro del parque nacional las condiciones necesarias para la reproducción. “La mala situación hídrica del parque nacional impide la reproducción de estas especies, lo que convierte a estos humedales artificiales, como la Dehesa de Abajo, en potenciales sumideros de aves si no reúnen las condiciones ambientales necesarias cada año”, alerta Molina.

Un lugar único en el mundo

La Reserva Natural Concertada Dehesa de Abajo, en La Puebla del Río, es una laguna artificial formada por las entradas combinadas y controladas de las aguas del arroyo Majalberraque y las aguas de la pluviometría directa. La combinación de hábitats y la presencia estable de lámina de agua, hacen de este humedal artificial una zona húmeda con un elevado interés ecológico y especialmente ornitológico dentro de la Red Natura 2000 de Doñana. Así, son varias las especies de aves acuáticas en peligro de extinción que se reproducen en este humedal, entre ellas las cuatro anátidas más amenazadas de España y Europa: porrón pardo, focha moruna, cerceta pardilla y malvasía cabeciblanca, convirtiendo a este enclave en el único lugar del mundo donde se da esta circunstancia frecuentemente.

Doñana se extingue

El último Informe de estado de los acuíferos del entorno de Doñana publicado por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir certifica que Doñana atraviesa su década más seca desde 1970 y que la precipitación en el parque nacional en el año hidrológico 2020-2021 se ha reducido aún más respecto al año anterior. Sin embargo, la sobreexplotación no cesa y afecta al 62% de los sectores del acuífero, que se encuentran en una situación peor a la que le correspondería según la pluviometría.

Para SEO/BirdLife es obvio que la conservación a largo plazo de Doñana pasa por reducir la cantidad actual de extracción de agua para mejorar la recuperación del acuífero y, con ello, la funcionalidad de los procesos y su capacidad de respuesta ante los retos climáticos presentes y futuros. La comunidad científica ya reconoce la existencia de afecciones sobre los ecosistemas, los hábitats y las especies y que la resiliencia del ecosistema ya ha sido gravemente dañada. La escasez de precipitaciones y la sobreexplotación de las masas de agua, ha provocado que, un año más, la reproducción de las aves acuáticas en la marisma del Parque Nacional de Doñana haya sido un fracaso casi absoluto, sumándose a la peor invernada de las dos últimas décadas.

A pesar de la realidad que sufre Doñana, siguen existiendo apuestas que, de ejecutarse, serán la puntilla del futuro del humedal, como la propuesta de ley para regularizar 1.600 hectáreas de regadío ilegales. Las Administraciones públicas con competencias deben revertir la situación de forma coordinada y, especialmente, aplicar las medidas que reclamamos desde hace años para conseguir, entre todos, salvaguardar el futuro de Doñana.

Foto: Cercetas pardillas muertas en Dehesa de Abajo (Doñana). Autor: Carlos Molina-SEO/BirdLife

España se convierte este viernes en la sede mundial contra la desertificación y la sequía

Este viernes 17 de junio, Día Mundial contra la Desertificación y la Sequía, Madrid se convierte en sede mundial de Naciones Unidas para la lucha contra este grave problema, con un evento que reunirá a políticos y expertos en agua de varios países para hablar del futuro que nos espera. Y es que el agua es, y cada vez será más, un problema de primer orden global. En nuestro país, las reservas de agua están al 48,17% de su capacidad, más de un 20% menos que la media de los últimos diez años. Las cuencas en peor estado son las del Guadalquivir y el Guadiana, con apenas un tercio de sus reservas.

Ante este panorama, y dada la necesidad de exigir medidas urgentes que solucionen la futura crisis del agua, Greenpeace arranca su campaña “SALVAR EL AGUA” con la que, desde hoy y en los próximos meses, pretende sensibilizar sobre un problema grave de nuestro país: tenemos poca agua, cada vez habrá menos y, la poca que tenemos, está contaminada y mal gestionada. Además de un breve dossier explicativo, la organización lanza hoy un video, en el que participa el actor Álvaro Morte (La Casa de Papel), para alertar sobre los principales riesgos del agua en nuestro país.

En unos días arranca el verano y, en plena ola de calor, afrontamos el periodo estival con un problema creciente: hay reservas críticas para garantizar todos los usos de agua. Ya en el inicio del año hidrológico, el 1 de octubre, las reservas se encontraban en mínimos y, aunque las lluvias de marzo y abril aliviaron algo la situación, en algunas cuencas, la falta de precipitaciones de estos meses ha empeorado significativamente la situación. De hecho, las lluvias han sido escasas, un 22% por debajo de lo habitual para las fechas en la que nos encontramos.

A la escasez de lluvia, se suma el aumento de temperaturas que genera más evaporación, es decir, menos agua disponible. Y, por si fuera poco, sigue aumentando la contaminación del agua con vertidos urbanos, industriales y, especialmente preocupantes, los procedentes de la agricultura industrial y las macrogranjas, por su extensión y distribución difusa por todo el territorio nacional.

Y lo peor está por venir según expertos en meteorología. El cambio climático agravará la situación en los países del Mediterráneo. Se perderán hasta un 30% de media de precipitaciones y los periodos secos serán cada vez más prolongados. Sin duda esto afectará a la agricultura, que aumentará sus pérdidas, pero también a los ecosistemas acuáticos y probablemente al abastecimiento de pueblos y ciudades.

“Tenemos que administrar bien el agua que tenemos, pero hay que hacerlo en los periodos donde las reservas sean suficientes, no ahora que ya no hay agua. Las soluciones no pasan por realizar más infraestructuras como embalses, trasvases o desaladoras. Tampoco por reducir los ya exiguos caudales ecológicos que han hecho que nuestros ríos sean auténticas cloacas sin caudal, contaminadas y sin vida. Las soluciones pasan por trabajar para disminuir el incesante consumo, especialmente de una agricultura y ganadería industriales e intensivas, muy demandantes de agua e insumos químicos”, explica Julio Barea, responsable de agua en Greenpeace España. “De nada servirá esta próxima cumbre de la ONU sobre desertificación y sequía si no se atajan las verdaderas causas: el consumo descontrolado de agua para regadíos, macrogranjas, industria, turismo y demás intereses económicos, que priman sobre los ecológicos y los límites planetarios. Pero ojo, porque el agua es finita.”

Greenpeace abre hoy también una recogida de firmas para pedir apoyo público contra la actual mala gestión del agua

Urge hablar de sequía, inversión y cambio climático

Ante la falta de lluvias y temperaturas anormalmente cálidas, que está poniendo en jaque a nuestros agricultores y ganaderos, Fundación Global Nature analiza la situación actual basándose en su experiencia a pie de campo, para tratar de analizar los impactos, la necesidad de inversión y las posibilidades de anticipar adaptaciones o soluciones
 

Desde hace unos años, la escasez del agua y otras consecuencias del cambio climático se están convirtiendo en una amenaza demasiado frecuente en nuestro país. Este invierno, con falta de lluvias y temperaturas anormalmente cálidas, adelanta meses complicados. El informe del IPCC de especialistas en cambio climático que se ha hecho público esta semana, avanza previsiones poco halagüeñas, como que las olas de calor que ahora se producen una vez cada 50 años tendrán lugar cada vez con más asiduidad, incluso todos los años, y hace balances devastadores como que los últimos 50 años, la pérdida de cosechas debido a la sequía y al calor extremo se ha triplicado en toda Europa. Ante esta situación, Fundación Global Nature analiza las consecuencias de la sequía que vivimos en diferentes ámbitos, basándose en su experiencia a pie de campo, para tratar de analizar los impactos, la necesidad de inversión y las posibilidades de anticipar adaptaciones o soluciones.
 

La realidad es que ahora acumulamos años de observaciones meteorológicas y cada vez tenemos mejores modelos climáticos con predicciones más precisas a medio plazo. Con la actual tendencia de calentamiento, Europa del sur será la zona más castigada y España, de las más vulnerables.
“Sabemos que este año no tiene precedentes en cuando a falta de precipitaciones, y en base a los modelos del ECMWF (Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Medio Plazo), podemos decir que en España batirá de nuevo otro triste récord. Antes esta situación, ni la primavera más lluviosa parece que podrá contrarrestar la falta de recarga hídrica que ocurre durante el otoño y el invierno en nuestros campos”, explica el coordinador de proyectos de Fundación Global Nature, Jordi Domingo. “Y no somos los únicos, un reciente estudio confirma que el periodo de sequía extrema que sufre California desde principios de siglo es el peor de los últimos 1.200 años, y para alejar cualquier atisbo de duda sobre el origen de esta anomalía, los autores incluso cuantifican el grado de responsabilidad del factor humano en todo este problema.  Este año ha tocado sequía, pero no sabemos que puede ser lo siguiente», añade.
 
La inversión en cambio climático es rentable
La prestigiosa agencia de comunicación Futerra aseguró hace años que el cambio climático había dejado de ser un problema científico para pasar a ser un reto en materia de sensibilización: el reto está en sensibilizar a quien pueda actuar. Lo que es cierto es que es necesaria inversión y no sólo pública, sino de las grandes empresas que pueden marcar la diferencia: hay que conseguir que el cambio climático se integre en las estrategias empresariales, ligado directamente a sus balances anuales de ganancias y pérdidas. “Mientras nos decidimos a creer en lo inevitable, otros ya están pagando un precio muy alto”, apunta Jordi Domingo.
 
En este sentido, FGN ha desarrollado en los últimos meses en colaboración con diversos socios europeos y con Copernicus diversas herramientas enfocadas al sector agrario en el que se da un paso sustancial: traducir la información climática, en muchos casos compleja, poco adaptada a las necesidades del sector y difícilmente interpretable, a un lenguaje más cercano a los agricultores. Las olas de calor o la sequía se pueden describir con variables meteorológicas, pero en este caso se traducen en impactos calibrados específicamente para una zona, un cultivo e incluso fase de éste (por ejemplo, la cantidad de días que se sobrepasa una temperatura determinada y el grano de un cereal queda arruinado o la flor de un cultivo es estéril y no puede transformarse en fruto). Esta información permite a los gestores de estos espacios agrarios adelantarse a las condiciones que sufrirán a medio plazo y sobretodo hacerlo de una manera pragmática, con una información que son capaces de interpretar y posibilitando la puesta en marcha de estrategias de adaptación.
 
Es necesario visibilizar la dimensión de las consecuencias del cambio climático para cualquier negocio: el clima lo determina casi todo y leves ajustes mueven todas las piezas del tablero. “Unas simples variaciones pueden desencadenar restricciones de agua, contaminación atmosférica, desastres naturales, mayores necesidades energéticas, falta de suministro de ciertas materias primas o tensiones socioeconómicas. Poco importa a lo que se dedique la empresa, los efectos serán negativos. Algo que, por cierto, también predicen los estudios. Más allá de la ética es una cuestión puramente pragmática”, en palabras del coordinador de FGN.
 

Patricia Ruiz Rustarazo