Luchar por el tráfico de especies es una prioridad

  • Alrededor de 100 tigres, 20.000 elefantes y más de 1.000 rinocerontes son asesinados cada año para traficar con sus huesos, su piel, sus colmillos o sus cuernos
  • Además, se comercializa de forma ilegal con 1,5 millones de aves vivas y 440.000 toneladas de plantas medicinales, y se talan 1.000 toneladas de madera exótica
  • La organización lanza hoy una acción creativa en redes sociales para llamar la atención sobre esta amenaza

En el Día Mundial de las Especies Amenazadas, WWF recuerda que el tráfico de especies una de las principales amenazas para la supervivencia de miles de animales y plantas, algunas en grave peligro de extinción. La organización trabaja en todo el mundo para proteger a la fauna salvaje de este sangriento crimen. En España, cuenta con la campaña STOP Tráfico de Especies, que ya tiene más de 137.000 apoyos.

El comercio ilegal de animales salvajes y plantas es, junto con la destrucción de los hábitats, la principal causa de pérdida de biodiversidad en el mundo. Se trata, además, de una gran amenaza para la supervivencia de miles de animales en grave peligro de extinción: unos 100 tigres, más de 1.000 rinocerontes y 20.000 elefantes son asesinados cada año para traficar con su piel, sus cuernos o sus colmillos.

En el caso de los elefantes, la presión que el ser humano ejerce sobre este animal para hacerse con el marfil de sus colmillos está llegando a límites dramáticos.

Un reciente informe internacional de CITES, convención que regula el comercio internacional de especies amenazadas, subraya la amenaza que el furtivismo supone para la supervivencia a largo plazo de estos paquidermos. El documento advierte de que las muertes debido a la matanza ilegal, unido a otras causas, ya son superiores a los ejemplares que nacen. Además, las poblaciones que quedan, cada vez más pequeñas, fragmentadas y desprotegidas, hacen a los elefantes más vulnerables aún a la caza furtiva.

Hay casos especialmente particulares, en los que la caza furtiva del pasado está teniendo consecuencias en nuestros días. Durante la guerra civil de 1977 en Mozambique, una guerrilla encontró en la venta de marfil su fuente de financiación. La matanza diezmó enormemente el número de ejemplares de elefantes en el país. Tras la masacre, solo sobrevivieron un centenar de hembras, aquellas que, por una mutación genética, no habían desarrollado colmillos y, por tanto, no tenían ningún valor para la guerrilla. Años después, las crías de estas elefantas han nacido, en un porcentaje alto (42%), también sin colmillos.

Esto ha inspirado una acción creativa en redes sociales para llamar la atención sobre esta lucha de las especies por la superviviencia.

WWF trabaja en todo el mundo para proteger a la fauna salvaje del tráfico de especies.  Pero nuestro país no es ajeno a esta actividad. Está involucrado al ser “la puerta de entrada” a Europa por su proximidad con otros continentes donde se encuentran los países de origen de las especies “robadas”, especialmente África y Latinoamérica.

España tiene un relevante papel como importador y exportador de flora y fauna silvestre al resto de Europa y del mundo. Así lo evidencia el informe de WWF “El negocio de la extinción” sobre el tráfico de especies en nuestro país.

Por eso, en España, WWF cuenta con la campaña STOP Tráfico de Especies  en la que los ciudadanos pueden comprometerse y pedir al Gobierno que tome medidas para acabar con este crimen, y que ya tiene más de 137.000 apoyos.

El tráfico de especies es solo una de las múltiples amenazas que ponen en peligro el futuro de miles de animales y plantas. La destrucción de los hábitats, el cambio climático, la contaminación o la introducción de especies exóticas invasoras se suman a la larga lista de los agentes causantes de su desaparición.

Mónica Timón | WWF

 

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