Greenpeace tacha a Europa de hipócrita en su papel frente a la emergencia climática

La ONG muestra datos alarmantes de cómo Europa está acabando con la biodiversidad en su propio territorio y pide que proteja la naturaleza y reduzca su huella ambiental en el planeta

Hoy la cumbre contra el cambio climático COP 27 dedica su jornada a la biodiversidad por su importancia esencial en la lucha contra la emergencia climática. En ese marco Greenpeace ha lanzado el informe “Estamos fallando a la naturaleza. Cómo Europa está destruyendo la vida y la biodiversidad” en el que revela la hipocresía de la UE en su liderazgo frente a la emergencia ambiental tanto en la protección de la naturaleza europea, como en su papel de consumidor voraz a nivel mundial. Uno de los casos elegidos por la ONG internacional para ejemplificar este análisis es el del Mar Menor, en Murcia, que es la mayor laguna salada de Europa y se encuentra casi muerta.

A principios de diciembre los ministros y ministras europeos se comprometieron a ser un ejemplo de liderazgo en la COP15 sobre biodiversidad, pero la realidad sobre el terreno está muy lejos de lo que plasmaron sobre el papel. A nivel mundial, los países europeos, especialmente la UE, parecen liderar la acción contra la crisis ambiental. Sin embargo, la destrucción de la naturaleza que se está dando en toda Europa pone de manifiesto la necesidad de que las personas responsables de la toma de decisiones en Europa actúen de forma urgente, seria y tangible. Las promesas, las estrategias e incluso las legislaciones adoptadas hasta el momento no han logrado detener la dramática pérdida de biodiversidad europea.

La UE, en su conjunto, es excelente a la hora de establecer objetivos, redactar metas y debatir el problema, pero hasta ahora ha sido incapaz de cumplir un objetivo clave para detener la pérdida de biodiversidad, como así se reconoce en la propia Estrategia de la UE sobre la biodiversidad 2030.

Y así lo muestra el informe de Greenpeace, que a través de distintos casos de 13 países europeos (Austria, Bélgica, Bulgaria, Dinamarca, Alemania, Hungría, Italia, Países Bajos, Polonia, Rumanía, Suecia, Suiza y España) refleja una serie de situaciones alarmantes de las pérdidas de biodiversidad más devastadoras en Europa. Casos que muestran contaminación de importantes recursos hídricos en Austria, Bulgaria, Dinamarca y Alemania; la tala desenfrenada de bosques de alto valor ambiental en Suecia, Rumanía, Polonia y Alemania; los planes de mataderos que ponen en peligro los recursos hídricos de Suiza; la contaminación por nitrógeno de la ganadería en los Países Bajos y la destrucción de los espacios verdes urbanos en Bélgica, y La contaminación de la mayor laguna salada de Europa, en España.

Los casos que se abordan en el informe incumplen de forma flagrante las recomendaciones del Pacto Verde Europeo, la Estrategia de Biodiversidad, la Directiva Marco del Agua, la Directiva Marco sobre la Estrategia Marina, la Directiva de Hábitats sobre la conservación de los hábitats naturales y de la fauna y flora silvestre, la Red Natura 2000, etc., con un aumento de especies en Lista Roja. Por ejemplo, la corrupción y la tala ilegal han destruido el 50% de los bosques Cárpatos (sólo en Rumania y los Cárpatos abarcan ocho países miembros) que es una de sus zonas boscosas más valiosas y de las regiones más protegidas de la UE.

El caso de España se centra en El Mar Menor, que se ha convertido en el paradigma de los males que sufre el medioambiente. Se trata de la mayor laguna salada europea y está protegida por hasta 10 programas de protección medioambiental oficiales, entre ellos la Red Natura 2000 o el Convenio de Ramsar, por su importancia internacional como humedal. Está reconocida como una zona de profunda importancia ecológica, geológica y medioambiental. Alberga una rica biodiversidad de aves y especies marinas y terrestres. Y sin embargo, a pesar de estas protecciones, esta preciosa laguna está casi muerta. El impacto de la agricultura y el urbanismo desenfrenado están acabando con la biodiversidad de la zona, y por tanto con el turismo.

“El problema no son los objetivos ambiciosos ni la normativa, sino la falta de implementación y cumplimiento, así como de prioridad política. A pesar de los discursos grandilocuentes de la UE, los casos que mostramos en el informe incumplen estrategias y directivas europeas de forma flagrante. Se supone que los Estados miembros de la UE lideran la lucha contra la crisis climática y la biodiversidad. ¿Cómo puede la UE exigir al resto del mundo que tome medidas?”, ha comentado Mónica Parrilla, responsable de la campaña de bosques de Greenpeace España.

La UE no tiene credibilidad para abordar el problema de la deforestación tropical

El consumo actual es tan elevado que los propios recursos europeos resultan insuficientes, de esta manera productos como la carne, el aceite de palma y la soja (utilizados principalmente para la alimentación animal) convierten a la UE en responsable del 16% de la deforestación tropical. Por otro lado, ninguna de las más de 400 empresas que abastecen a Europa han cumplido su promesa de poner fin a su contribución a la deforestación para 2020.

La huella ecológica de Europa supera ampliamente los límites de la sostenibilidad, dentro de los cuales la humanidad puede vivir con seguridad.

Los estudios han identificado nueve límites planetarios y, de ellos, seis han sido sobrepasados:

  1. Cambio climático (superado)
  2. Agotamiento del ozono estratosférico
  3. Acidificación de los océanos
  4. Alteración de los ciclos globales de fósforo y nitrógeno (superado)
  5. Tasa de pérdida de biodiversidad (superado)
  6. Cambios en la disponibilidad del «agua verde» (superado)
  7. Cambio de uso de suelo (superado)
  8. Contaminación atmosférica por aerosoles (no cuantificado)
  9. Contaminación química, plástica y otras sustancias (superado)

Los límites sobrepasados están directamente relacionados con la pérdida de la biodiversidad y afectan a la propia seguridad humana. Por ello, es vital que en la próxima Cumbre Internacional del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CBD, en sus siglas en inglés), que se llevará a cabo del 7 al 19 diciembre en Montreal, Canadá, se proporcione un nuevo marco internacional para la protección de la biodiversidad para los próximos 10 años.

Greenpeace ha hecho un llamamiento urgente a los gobiernos europeos para que apoyen un acuerdo global que incluya objetivos estrictos y vinculantes para proteger al menos el 30 % de la tierra y los océanos para 2030 a más tardar, al tiempo que reconozca los derechos de los pueblos indígenas y las comunidades locales y asegure la financiación adecuada no solo para las medidas de conservación, sino que deje de dar subsidios a las industrias destructivas.

“La naturaleza es nuestro soporte vital, con el poder de mitigar y adaptarse a los impactos de un planeta que se calienta y seca. Muchos de los límites planetarios están sobrepasados y son los que aseguran un espacio seguro para la humanidad. Las jefaturas de estado de la UE deben comenzar a priorizar la protección ambiental y mostrar liderazgo en la próxima COP15 de Biodiversidad en Montreal. Necesitamos un acuerdo ambicioso para la naturaleza ”, ha añadido Parrilla.

Mónica Parrilla | Greenpeace

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