Greenpeace reivindica la transición a calefacción renovable en lugar de bajar impuesto al gas

En respuesta al anuncio del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sobre la bajada del IVA del gas, Greenpeace considera que, si bien son necesarias medidas de choque temporales para aliviar la situación de hogares y pequeñas empresas, las rebajas de impuestos al gas fósil como el IVA, que en principio no discrimina entre grandes consumidores y familias, pueden ser aprovechadas por las empresas energéticas e industriales para maximizar sus beneficios. La organización reitera la necesidad de soluciones urgentes y verdaderamente efectivas en el medio plazo para acelerar la transición energética hacia un sistema 100% renovable y eficiente, acabando con nuestra dependencia de los combustibles fósiles y la energía nuclear que financian la guerra y asfixian a la ciudadanía.

· El presidente del Gobierno ha anunciado este jueves una rebaja del 21 % al 5 % del IVA del gas a partir de octubre y hasta el 31 de diciembre, a pesar de los beneficios extraordinarios de las gasistas desde el comienzo de la crisis

· El presidente no ha aclarado si la medida se aplicará a todos los consumidores del gas o solo a los domésticos, por lo que puede convertirse en una subvención más a la industria y eléctricas, que consumían casi el 80 % del gas en 2021 

· La rebaja del IVA aplaza la necesaria fiscalidad verde para promover un sistema energético que incentive el ahorro y penalice a los sectores más contaminantes

En respuesta al anuncio del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sobre la bajada del IVA del gas, Greenpeace considera que, si bien son necesarias medidas de choque temporales para aliviar la situación de hogares y pequeñas empresas, las rebajas de impuestos al gas fósil como el IVA, que en principio no discrimina entre grandes consumidores y familias, pueden ser aprovechadas por las empresas energéticas e industriales para maximizar sus beneficios. La organización reitera la necesidad de soluciones urgentes y verdaderamente efectivas en el medio plazo para acelerar la transición energética hacia un sistema 100% renovable y eficiente, acabando con nuestra dependencia de los combustibles fósiles y la energía nuclear que financian la guerra y asfixian a la ciudadanía.

“La medida anunciada es una suvención al gas y aplaza la necesaria fiscalidad verde para promover un sistema energético que incentive el ahorro y penalice a los grandes consumidores”, ha declarado Francisco del Pozo, coordinador de combustibles fósiles de Greenpeace, que añade: “Es más importante que nunca no seguir cayendo en la trampa de los combustibles fósiles y establecer medidas destinadas a apoyar a las familias que lo necesitan para mantener o mejorar sus servicios energéticos rompiendo la dependencia del gas: aislamiento, sustitución de calderas por bomba de calor, etc. Lo que no tiene sentido es promover un plan de ahorro energético y a la vez subvencionar el uso del gas”.

Valoración de medidas concretas:

La rebaja del IVA al gas va en la misma línea que la ayuda de los 20 céntimos al carburante, medida que sigue vigente hasta fin de año y ya se ha visto ineficaz durante los cuatro meses que lleva en vigor: se ha demostrado que esta ayuda ha sido rápidamente absorbida por las grandes petroleras, tal y como publicó la CNMC. Greenpeace ya denunció que las petroleras están ingresando cada día 7,6 millones de euros adicionales desde el inicio de la guerra, mientras la población sufre los precios récord en las gasolineras [1]. Tampoco a las empresas de gas les va mal: Naturgy, la mayor empresa del sector, mejora sus resultados de manera significativa en la primera mitad de año. La compañía energética ha registrado 557 millones de beneficio en el primer semestre, lo que supone un progreso del 15,1% [2].

Greenpeace reitera que, unido a las medidas de apoyo directo a las familias para ahorrar energía, se debe mantener el 5 % del IVA en la factura eléctrica. La electricidad es esencial como vector de servicios energéticos. Asimismo, la organización ecologista considera necesario adelantar medidas redistributivas como el Impuesto sobre los beneficios extraordinarios sobre las empresas energéticas. Greenpeace se congratula del anuncio hecho a finales de junio por el presidente sobre el establecimiento de un impuesto específico para los beneficios extraordinarios de empresas energéticas, pero lamenta que su entrada en vigor no se produzca hasta enero de 2023 [3].

La organización reclama que para evitar que esta crisis la paguen los de siempre es necesaria la puesta en marcha un plan de acción mucho más ambicioso con normativa y subsidios directos a la calefacción renovable y mejora express del aislamiento de los hogares [4], todo ello unido a una reforma fiscal que redistribuya la riqueza, sea progresiva e incluya una fiscalidad verde que aplique el principio de quien contamina paga y no deje a nadie atrás.

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