El lince ibérico multiplica por 7 su población en libertad

El pasado jueves la joven hembra «Pica» vio como su jaula se abría y era puesta en libertad. La evolución de esta especie en peligro de extinción es altamente positiva. En 2002 el censo de población era de 94 ejemplares en libertad, en cambio los últimos datos señalan la existencia de un total de 686 especies.

Fruto del favorable desarrollo de esta especie, en 2015, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) redujo el nivel de amenaza del lince ibérico de «peligro crítico» a «peligro». Además, todo apunta a que en la próxima década podrá considerarse solo «vulnerable».

El proyecto «Life Iberlince» ha sido determinante para la conservación de la especie. A través de éste se ha iniciado la recuperación de la distribución histórica en Portugal y España mediante la reintroducción en áreas bien conservadas donde se han realizado minuciosos trabajos de selección y preparación.

Localización

En cuanto a su distribución geográfica, en 2002 solo existían dos poblaciones que ocupaban una superficie de 125 kilómetros cuadrados: una en Doñana (Huelva) y otra en Andújar (Jaén).

No obstante, en 2018 la superficie era de 3.064 kilómetros cuadrados repartidos por Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha y el sur de Portugal.

Causas de mortalidad

Los causas que han generado la muerte de algunos de ellos se pueden clasificar en 7 grupos:

  1. Atropellos
  2. Furtivismo
  3. Patología
  4. Peleas
  5. Infraestructuras
  6. Inadaptación
  7. Desconocida

De las 277 ejemplares de linces ibéricos muertos en nuestro país, el mayor protagonismo se lo llevan los atropellos. Un total de 146 perdieron su vida a causa de éstos. El hombre sigue siendo la principal amenaza nuestro medio ambiente, pero también es quien tiene la llave para abrir la puerta a la solución.

 

 

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